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El blackjack es un juego que, aunque nacido en Europa, ha tenido su mayor apogeo en Estados Unidos. Es, junto al poker, el juego de cartas más popular en los casinos de todo el mundo, y los norteamericanos, los reyes de los casinos, han estudiado minuciosamente este juego para intentar conseguir grandes beneficios con él. Como en todo juego de cartas, el casino parte con cierta ventaja sobre el jugador, una ventaja que se calcula es del 5% en condiciones normales. Sin embargo, gracias a la estrategia básica que se ha ido mejorando en estos últimos tiempos, esa ventaja se reduce hasta solo el 0,5%, favoreciendo al jugador.
Ya vimos en el anterior artículo como echar mano de la estrategia básica del blackjack gracias a la tabla en la que se nos exponía cada jugada que podía darse sobre el tapete, cada situación posible, y la mejor opción para jugar esa mano y conseguir un beneficio si no a corto, si a medio y a largo plazo. Esta estrategia básica fue ideada por un matemático de IBM llamado Thorp en los 60, y ha evolucionado mucho hasta el día de hoy, pero el salto más grande se dio con el conteo de cartas, un sistema que permitió a grandes jugadores conseguir fortunas en muchos casinos del país.
Conteo de cartas en el blackjack
Basándose en su propia teoría sobre la estrategia a seguir en el blackjack, Thorp estimo que había dos tipos de cartas que el jugador debía tener en cuenta. Las cartas altas, que le favorecían (10, figuras y As) y las cartas bajas, que favorecían a la banca (las de menos valor). Según las cartas que quedaran en el mazo en el momento de realizar la apuesta, el jugador tendría más opciones de ganar doblando la apuesta, o debería plantarse.
La fórmula para conseguir saber qué cartas quedaban en el mazo se denominó conteo de cartas, y con el tiempo se ha ido perfeccionando hasta el punto de que los casinos expulsan a cualquier jugador sospechoso de estar realizando dicho conteo, que se considera ilegal. Para conocer las cartas que queden en el mazo, la única forma que tenemos es estudiar las que ya están sobre el tapete y estimar si quedan más cartas buenas (altas) o malas (bajas) en el mazo, para decidir si doblar la apuesta o plantarnos en ese momento.
El conteo se realiza de una forma sencilla, aunque para controlarlo del todo se necesita concentración y mucha práctica. Se estima que por cada carta débil (2 a 6) que haya sobre el tapete debemos sumar 1 a nuestra cuenta particular. Si en cambio, son cartas fuertes (10, figuras y As) restaremos 1 a nuestra cuenta. El 7, 8 y 9 son cartas neutras que no tienen valor, así que la cuenta quedaría igual. Si el resultado final es positivo, deberíamos arriesgarnos y doblar la apuesta, porque es más probable que haya una carta buena en el mazo. Si en cambio, es negativo, querrá decir que es menos probable que haya una carta beneficiosa para nosotros, y lo mejor serpa plantarse.
Por ejemplo, si en una mesa con solo dos jugadores y el croupier se da esta situación:
JUGADOR 1: 4 y 10, JUGADOR 2: 8 y As, CROUPIER: 5
Tenemos dos cartas fuertes (4 y 5) que sumarían 2, menos dos cartas fuertes (10 y As) que serían -2, y una carta neutra, el 5, cuyo valor es cero. Por tanto, 2-2+0 = 0. El conteo de cartas
nos dejaría una situación igualada, y estaría en nuestro mano apostar. Si fuéramos el jugador uno, obviamente buscaríamos subir la apuesta, aunque el 5 del croupier lo deja todo en el aire.
Cómo llegar a ser un buen contador de cartas
Está claro que este tipo de conteo se debe realizar de forma mental, por supuesto, ya que como hemos advertido, los casinos son enemigos de los contadores de cartas. Es por eso que debemos estar tremendamente concentrados a la hora de realizar este ejercicio, aunque también hemos de dar la impresión de que no lo estamos. Complicado, ¿verdad? Solo con mucha práctica y experiencia se llega a dominar verdaderamente el conteo de cartas.
Lo bueno es que tanto la práctica como la experiencia están en nuestras manos, si así lo deseamos de verdad. Hablamos de poder practicar cuanto necesitemos a solas, nosotros mismos, mentalizándonos acerca del valor de cada carta y sabiéndolas diferenciar al instante entre fuertes, débiles o neutras. Debemos coger soltura en esto y conseguir que, al estar contando las cartas, no veamos un 10, un 2 o un 8, si no una carta fuerte (-1), débil (+1) o neutra (0) respectivamente.
También hemos de tener muy en cuenta el número de mazos que se juegan, ya que esto hará variar relativamente los cálculos a nuestro favor o a nuestra contra. En una mesa con solo dos mazos es mucho más sencillo contar que en una con ocho. Así que, siempre que se pueda, acudiremos a las mesas con menos mazos y trataremos de aprovechar este método al máximo, sin dejarnos llevar por las distracciones del casino y aparentando estar jugando de modo normal.
En los últimos tiempos, algunos casinos han empezado a ofrecer blackjack con varios mazos juntos y barajados automáticamente, lo que reduce al mínimo la ventaja que el conteo de cartas ofrece, pero todavía es un buen método para partir con cierta importancia a la hora de jugar a este maravilloso juego de cartas.